Maduro evita hablar de economía y hace cambios ligeros en su gabinete

Llegó la hora del sacudón. Se pospuso un mes, y la intriga se mantuvo 15 días —el plazo transcurrido desde que el gabinete del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, puso sus cargos a su disposición—. Y no fue hasta esta noche que el mandatario anunció sus muy esperadas medidas para la reestructuración de su Gobierno, en un discurso transmitido por cadena nacional.

A pesar de las expectativas, y de que el propio mandatario calificó el conjunto de medidas como el umbral de una “nueva fase de la revolución”, sus decisiones parecieron limitarse a un nuevo acomodo de la clase burocrática y la creación de prebendas para satisfacer a las distintas facciones que se disputan el poder al interior del chavismo.

Maduro encargó a finales de junio un estudio sobre la funcionalidad del Gobierno al ministro de Industrias, Ricardo Ménéndez, y a Orlando Borrego, un economista y excolaborador de Ernesto Che Guevara enviado por el Gobierno cubano como asesor. La misión explícita del encargo era la de identificar posibles áreas de mejora para superar ineficiencias y ofrecer mayores oportunidad para que “el pueblo ejerza el poder”. Los resultados de ese informe debieron conocerse el 15 de julio, pero entonces el presidente venezolano concedió una prórroga de un mes.

El sucesor de Hugo Chávez dijo esta noche de martes que, como resultado de las recomendaciones del estudio, reagruparía los entes del Gobierno central para impulsar cinco “revoluciones dentro de la revolución”: la económica, la del conocimiento, la de las misiones socialistas, la del Estado y la del desarrollo territorial del socialismo. Sin embargo, sus siguientes anuncios lucieron de menor calado que lo prometido.

Entre los anuncios estuvo la creación de algunas vicepresidencias sectoriales que quedaron asignadas a caras ya conocidas del Gabinete Ejecutivo. En los enroques burocráticos, quizá el más llamativo fue el que desplazó, tras una década de hegemonía en el vital sector petrolero, al hasta hoy ministro de Petróleo y Minería y presidente de la estatal PDVSA, Rafael Ramírez, a la Cancillería y a la nueva vicepresidencia “de Soberanía Política”, a la que se le encomienda la reforma operativa del Gobierno. En la cartera de Energía queda como titular Asdrúbal Chávez, primo del fallecido comandante revolucionario, y en la compañía petrolera oficial, en sustitución de Ramírez, seguirá uno de sus escuderos, Eulogio del Pino.

También se crearon otras dependencias de nombres rimbombantes como la nueva Vicepresidencia de Vivienda, Hábitat y Ecosocialismo. El excanciller, Elías Jaua, pasa a ocupar la también recién creada Vicepresidencia de Desarrollo Territorial del Socialismo.

Durante su alocución de casi tres horas, Maduro evitó hacer aparecer sus anuncios como una respuesta a la desesperada situación económica que atraviesa Venezuela, con una pertinaz escasez de bienes de consumo, una inflación de magnitud desconocida —el Banco Central no deja conocer las cifras desde junio— pero cuyos efectos se sienten en la calle, y una parábola en franco curso hacia la recesión.

Por el contrario, el presidente venezolano se refirió a factores estructurales, como los restos “del estado burgués y su burocracia”, a los que ahora convendría enfrentar de modo de garantizar “la irreversibilidad de la revolución”.

En ese sentido adelantó un mayor apoyo a las comunas y la implantación de Consejos Presidenciales de Gobierno Popular, organizados por sectores socio-productivos, como parte de una nueva estructura de gobernanza local a la que, dijo, “soñamos con dar rango constitucional algún día”.

Apenas se refirió al aumento de los precios de la gasolina y otros combustibles en el mercado interno, que aseguró se llevará a cabo “en el momento indicado” y “con sentido humanista”. Acusó a las agencias AP y Reuters de pretender imponerle una agenda de programa económico, pero se quedarán esperando”, dijo, “pues tengo la certeza absoluta de que el modelo social y económico de la revolución bolivariana es exitoso”. Diversos medios, haciéndose eco de menciones por parte de voceros oficiales, han venido especulando en las últimas semanas con la inminencia de un ajuste de precios en los combustibles, y la venta de los activos de Citgo —una filial de la estatal PDVSA — en Estados Unidos, como acciones inmediatas que el Gobierno venezolano emprendería para aliviar sus estrecheces fiscales.

Fuente:elpais.com
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