Padre amado y Dios todopoderoso, en este nuevo día vengo a ti reconociendo tu verdad eterna: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmos 46:1). Hoy descanso en esta promesa.
Aunque enfrente desafíos, incertidumbres o preocupaciones, sé que no estoy solo, porque Tú eres mi refugio seguro. Señor, fortalece mi mente y mi corazón. Quita todo temor, toda ansiedad y todo pensamiento que intente robar mi paz.
Hazme recordar que mi ayuda no proviene de mis fuerzas, sino de tu presencia fiel. Guíame en cada decisión, abre puertas correctas y ciérrame los caminos que no convienen. Que tu paz me acompañe, tu mano me sostenga y tu gracia me cubra. En el nombre de tu hijo amado Jesús. Amen
Etiquetas
nacionales

