Padre eterno, en este día me acerco a Ti con un corazón agradecido. Señor, se que nunca me dejas ni me abandonas, y que estás presente en cada momento de mi vida. Ayúdame a confiar plenamente en que Tú estás a cargo de todas mis necesidades, que conoces mis pensamientos y entiendes mis luchas. Enséñame a descansar en tu provisión y en tu cuidado perfecto. Gracias porque escuchas mis plegarias diarias, incluso aquellas que apenas puedo expresar con palabras. Hoy deposito en tus manos mis cargas, mis planes y mis anhelos, sabiendo que Tú eres fiel para responder conforme a tu voluntad. Que tu paz me acompañe y tu amor me sostenga siempre. Amén. “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:19
Etiquetas
nacionales

