Por: José
Rodríguez Portorreal
"No soy, de Atena, no soy
Griego, soy ciudadano del Mundo. "
Socrate. Hay un postulado en matemática, que dice: El todo, es mayor, que
cualquiera de sus partes. El mundo no estaría completo si faltare uno de sus
miembros, haya nacido en Gazna, Haití o República Dominicana.
El desplazamiento de un ciudadano
de un espacio o un territorio a otro, genera una alteración demográfica. Cuando
este movimiento se hace de manera masiva de un territorio a otro, es una
invasión, que se denomina pacífica o violenta, pero invasión al fin.
Ese estado o territorio receptor
se ve imposibilitado a dar respuesta a esa población que demanda servicios
básicos como alimentación, vivienda y educación. Que por vía de consecuencia es
caldo de cultivo, para los conflictos sociales. Al verse sin posibilidad de dar
respuestas a la situación migratoria.
En la medida que ese estado
receptor, no pueda, asimilar cultural y económicamente repatriar esas masas de
seres humanos que generan esa inmigración planificada o no.
Esas invasiones culturalmente
diferentes dan lugar a lo ocurrido en Bosnia y Herzegovina, donde la ocupación
del territorio dio paso a lo que se llamó balcanización, con diferencias
étnicas, culturales o políticas, perdiendo el estado receptor parte de su
territorio, donde todo empezó con una inmigración sin control alguno.
La República Dominicana, está en
condiciones de vulnerabilidad, ante el hecho de más de 600 asentamientos de
haitianos y la imposibilidad de repatriarlos por el peso político qué ejercen
Estados Unidos, Canadá, y Francia. Que intentan obligar y someter a la
República Dominicana a violentar el legado de nuestro Padre fundador Juan Pablo Duarte: "de ser libre e
independiente, de toda potencia extrajera o se hunda la isla. "