La Alianza Verde se opone a reforma constitucional

El Partido Alianza Revolucionaria Verde (A.R.V.), se opone a la pretendida reforma constitucional que cursa en el Congreso Nacional, la cual tiene como único objetivo reelegir al actual presidente de la república Danilo Medina.

El nuestro es  un Estado débil, con instituciones de débiles y desacreditadas, la población en su mayoría desconfía de las autoridades, la actual Constitución apenas tiene cinco años de haberse promulgado, por lo que resulta desacertado e irracional, la reforma de una Constitución que todavía no se ha aplicado en su totalidad, por el mero deseo de un equipo gobernante de perpetuarse en el poder.

El Presidente de la república fue electo para un mandato de cuatro años, la constitución de la república prohíbe la reelección consecutiva, el presidente no ha cumplido con su programa de gobierno, lo que debe hacer, él y sus funcionarios, es empeñarse en hacer un buen gobierno, combatir la corrupción y la impunidad, fortalecer la institucionalidad democrática y saldar la deuda social que la clase dominante tiene acumulada con el pueblo dominicano y no gastar los recursos del erario en una reforma constitucional improcedente y anti histórica.


Según los informes de los organismos internacionales sobre desarrollo humano, la República Dominicana presenta índices desalentadores. No se ha cumplido con las metas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, a lo que se comprometió nuestro país. La pobreza alcanza un alarmante cuarenta y tres por cientos (43 %)  de la  población y la pobreza extrema ronda el 16 %  de los dominicanos y las dominicanas.

La mortalidad infantil y las muertes maternas, alcanzan grandes números. El desempleo anda por un 20 % de la población económicamente activa. Los salarios son pírricos y el costo de la vida es cada día más alto, lo que provoca una pésima calidad de vida. La calidad de la educación es la peor de América Latina, en el año escolar que finaliza, más de 500 mil niños, en edad escolar, no se pudieron inscribir  en las escuelas.

La desigualdad social  en la República Dominicana es una de las más altas del mundo y esta, unida a la discriminación, la exclusión social, la violencia de género, la criminalidad, la inseguridad ciudadana, la inseguridad judicial, la falta de agua potable y energía eléctrica y la degradación del medio ambiente, hacen invivible la República Dominicana.

Frente a este sombrío panorama, hablar de reforma constitucional, es una burla para el pueblo dominicano,  en lugar de esto, lo que deben hacer las autoridades actuales es desempeñar las funciones para las que fueron electos, vigilar y controlar a los funcionarios públicos para escándalos  como el del Hospital Darío Contreras, de Inapa y otros no se repitan y para conjurar los males que generan las injusticias sociales que padece la sociedad dominicana y dejar de  gastar el tiempo y los recursos públicos, en un proyecto releccionista odioso e impopular.

Imponer una reforma constitucional caprichosa, usando el dinero del pueblo para comprar  legisladores y manipulando la opinión pública con encuestas pagadas con el erario, es un burdo atropello y un acto de violencia en contra de la institucionalidad democrática, la que juraron defender las actuales autoridades.

Con este interés egoísta, de hacer una Reforma Constitucional en su provecho personal, el Presidente Danilo Medina traiciona su palabra empeñada frente al pueblo, cuando dijo que no optaría por un segundo mandato, traiciona a su partido que tiene hombres y mujeres con méritos, a los cuales les asiste el derecho para presentar sus candidaturas a la presidencia de la República y traiciona al Profesor Juan Bosch, quien siempre fue anti reeleccionista.


El Presidente Danilo Medina no ignora lo negativo y traumático que ha sido para la historia política de la República Dominicana,  la reelección presidencial, el deseo de perpetuarse en el poder de Buenaventura Báez, de José María Cabral, de Ulises Heureaux (Lilis), de Ramón Cáceres, de Horacio Vásquez, de Rafael L. Trujillo, de Joaquín Balaguer y de Hipólito Mejía. Estos intentos malsanos, de reformar la Constitución para satisfacer intereses de grupos y personas, han obstaculizado el desarrollo político de la República Dominicana y han malogrado la Institucionalidad Democrática.
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