Publicado
por: 20minutos.es
Miles de supervivientes sufren la carencia de
alimentos y agua en la ciudad de Tacloban (provincia de Leyte), de las más
afectadas por el tifón.
Prácticamente nada de la ayuda internacional
ha llegado a esta ciudad devastada.
Una
vecina recuerda cómo ella y sus hijas sobrevivieron agarradas a una viga del
techo: "Aquí no hemos visto a ningún equipo de rescate. Nadie nos ha
ayudado".
El hedor de descomposición de los cadáveres
ahoga la ciudad filipina de Tacloban, donde decenas de miles de supervivientes
sufren la carencia de alimentos y agua tras el paso del tifón Haiyan —también
llamado Yolanda— el pasado viernes.
Las provisiones están llegando con cuentagotas a
las provincias centrales de Samar, Leyte y el norte de Cebú, las más afectadas
por el desastre natural, aunque las agencias nacionales e internacionales han
empezado a desplegarse en la región.
Las provisiones están llegando con cuentagotas a
las provincias centrales de Samar, Leyte y el norte de Cebú Prácticamente nada
de la ayuda internacional ha llegado a Tacloban, en la isla de Leyte, donde
apenas queda en pie un 30% de los edificios, la mayoría en situación deplorable,
y toneladas de desperdicios.
Sólo en el centro permanecen en pie los
edificios de ladrillo y hormigón, aunque el tifón se llevó los techos de chapa
y reventó las ventanas, con ráfagas de hasta 300 kilómetros por hora que
arrancaron como paja las chabolas de las barriadas.
Un
responsable local, que no quiso revelar su nombre, explicó que el Gobierno está
preocupado porque los cadáveres, que permanecen en las calles hinchados, puedan
desatar una epidemia, ya que se encuentran por todas partes. La tensión es
palpable en las filas de personas desesperadas que forcejean para conseguir el
poco arroz que el Ejército reparte en las calles inundadas por las últimas
lluvias en Tacloban, situada unos 852 kilómetros al suroeste de Manila.
Testimonios de supervivencia Via Mabag, una
enfermera filipina de 24 años, vive en la vecina isla de Cebú y, tras enterarse
del desastre, decidió ir hasta Leyte para comprobar si sus familiares habían
sobrevivido al tifón. "Normalmente el viaje se realiza en unas 5 horas,
pero con el mal estado de las carreteras, tardamos 23 horas", relató la
joven, aún visiblemente conmovida por los cadáveres de mujeres y niños y la
destrucción que observó durante su viaje. "¿Cómo es posible que haya
pasado esto? Gracias a Dios, mi familia está bien, pero muchos amigos y
conocidos están desaparecidos. Me siento culpable por no haber estado
aquí", afirmó entre lágrimas. "En el Hospital nos enseñan a controlar
las emociones, pero aquí ha sido imposible. Lo he pasado muy mal", agregó
la enfermera.
La mayoría de los supervivientes
no puede ocultar su conmoción por la pesadilla que vivió con el paso de
'Haiyan', que además de vientos furibundos creó una ola gigante que arrasó todo
lo que encontró a su paso. Una vecina de Tacloban rememoró cómo ella y sus tres
hijas menores de edad tuvieron que agarrarse a una viga del techo y pensó que
no iban a sobrevivir hasta que el nivel del agua
empezó a remitir. Ahora viven hacinadas en la casa de un vecino junto con otras
30 personas, que lo han perdido todo. "Aquí no hemos visto a ningún equipo
de rescate. Nadie nos ha ayudado", lamentó la superviviente.
Control a los saqueos y ayuda internacional Ya
queda poco que saquear en las escasas tiendas y colegios que quedaron en pie,
al tiempo que las fuerzas de seguridad han desplegado 500 soldados y agentes
para velar por la seguridad y evitar crímenes o actos de desesperación.
Cortes, contusiones, gripe, el cólera y traumas
psicológicos son algunos de los desafíos sanitarios que tienen que afrontar los
servicios de emergencia El secretario del Interior, Mar Roxas, señaló que
cuatro vehículos blindados Simba patrullan la ciudad para evitar desórdenes.
"Circulan por la ciudad para mostrar a la gente, sobre todo a los que
tienen malas intenciones, que las autoridades han vuelto", indicó a una
emisora local Roxas, quien agregó que han desplegado controles policiales para
evitar que la muchedumbre asedie los camiones con ayuda. Los soldados se
esfuerzan en controlar a muchos desesperados que tratan de asaltar las gasolineras,
que reservan gran parte del combustible para los vehículos oficiales o de
emergencia. De camino se encuentran el portaaviones USS George Washington,
flanqueado por otros barcos de la Armada de Estados Unidos, y el buque de
guerra británico HMS Daring, mientras que Médicos Sin Fronteras ya tiene un
equipo en la región desde el sábado. Cortes, contusiones, gripe, el cólera y
traumas psicológicos son algunos de los desafíos sanitarios que tienen que
afrontar los servicios de emergencia, que aguardan impacientes la ayuda de la
ONU y las agencias internacionales de cooperación. Cuatro días después del paso
del tifón, el Gobierno filipino cifró en 1.744 el balance de muertos hasta el
momento, aunque la policía filipina y organismos como la ONU ya hablan de 10.000
fallecidos. Cerca de 10 millones de filipinos se han visto afectados por los
estragos creados por el tifón, bautizado como Yolanda por las autoridades
locales, de los cuales al menos 660.000 son desplazados, según el recuento
oficial.