Tres comunidades del Sur recibieron canastas y aliento en recorrido anual del Jeep Club este año


Como cada año, miembros de Jeep Club República Dominicana, realizaron su recorrido en el inicio del 2016, en esta ocasión explorando a San José de Ocoa, El Pinar, y Sabana de San Juan, llevando aliento, alegría y distribuyeron canastas, juguetes, zapatos y otras sorpresas a los pobladores de estas apartadas tres comunidades del Sur.

Más de 40 participantes llegaron a estas localidades en una caravana de 11 vehículos todoterrenos de la marca Jeep, guiados por Alvin Ortega, gerente de mercadeo de Reid & Compañía y otros especialistas, que iniciaron la travesía de más de 250 kilómetros desde Reid & Compañía, S.A., en la avenida John F. Kennedy, ascendiendo hasta estos remotos poblados.

“Definitivamente que uno de las motivaciones principales de esta aventura es el sentimiento de ayudar al más necesitado, acompañado de ese compartir entre grandes amigos”, resaltó el gerente de mercadeo de Reid & Compañía, Alvin Ortega.

Dijo que una de las cosas que más conmovieron a los miembros de Jeep Club que participaron este año en el recorrido fue la entrega de unos zapatos a una niña que estaba descalza, y ajustándoles perfectamente este calzado.

“Con sonrisas, los pobladores de Sabana de San Juan y Sabana de Miguel Martín en Azua, expresaron su gratitud a los integrantes de la caravana que, tras utilizar el 4x4 Low para tener un ascenso más suave, iban tocando las puertas de los residentes, que recibieron sus obsequios”, agregó.

Ortega indicó que después de alrededor de 35 minutos de pura subida, pasando entre varios poblados, precipicios y ríos, inmersos en la Cordillera Central, la cual nos exhibe una vegetación típica de montañas y bañada por un sol radiante, la caravana de Jeeps llego a su fin.

El gerente de mercadeo de Reid y Compañía explicó que después de realizada la entrega de canastas y juguetes, regresaron por el mismo camino que habían cursado hacía unas pocas horas, con la diferencia que pudimos constatar las alegría de sus residentes de estos pueblos.
“Continuamos nuestro trayecto de regreso, con el descenso, que es mucho más divertido que la subida, ya que podemos ir más rápido y conocemos el camino hasta la base de la montaña. Para deleite de los presentes, el descenso es al atardecer, teniendo la dicha de observar las nubes bajando y cubriendo las montañas vecinas, el sol se escondía detrás de las montañas y de las mismas nubes que se encontraban a nuestro alrededor…  como comprenderán, esto fue todo un espectáculo”, expuso.
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